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La mamá que después de décadas vuelve a cambiar pañales por solidaridad
 

Viernes 13/10/2017 | 12:16 hs. | A los 52, Marcela Bernardini recibió a un nene sin techo que espera a ser adoptado o volver con sus papás biológicos. Su marido Sergio y su hija Agustina, de 22 años, lo cuidan a la par de ella. 
Veintidós años habían pasado desde que Marcela Bernardini (52) había cambiado pañales por última vez. Ahora, y desde hace dos meses, lo vuelve a hacer todos los días. Junto a su marido Sergio, y su hija Agustina, son una “familia de acogimiento”: decidieron convertir su casa en un hogar de tránsito y recibieron a un bebé de cuatro meses que espera a ser adoptado o volver con sus papás biológicos (ver “Cómo se...).
“Es mi primera experiencia como familia sustituta”, cuenta la vecina de Bella Vista, que este domingo tendrá doble motivo para festejar el Día de la Madre. Marcela y su familia siempre estuvieron ligados con la acción social. “Es básico en mi vida, forma parte de mi ideología. Fui voluntaria en comedores y villas pero me resultaba poco. Sabía y sentía que podía más. No me alcanzaba sólo con eso”, confiesa quien trabaja como correctora literaria.
La llegada del bebé (de quien no se puede revelar su nombre ni mostrar su cara por una protección judicial), modificó toda la rutina en su casa. “Sabíamos que iba a ser movilizante, pero estábamos en condiciones. Somos muy felices de tenerlo acá. Fue un cambio, pero para bien”, remarca. Aunque trabaja desde su casa, Marcela también estudia y, entre otras cosas, debió modificar su horario de cursada. “Sergio se queda a la mañana y cuando queda algún vacío Agustina nos ayuda”, cuenta.
“Familias Abiertas”, una ONG que ella integra, ofrece contención y seguimiento a los chicos víctimas de violencia y a sus familias. “A nosotros nos ayudan con cosas que van desde pañales, ropa y cochecitos hasta remedios y asesoramiento médico. Tan sólo hay que abrir el corazón, darle amor y sacrificar algunas horitas de sueño”, asegura Marcela, aunque confiesa entre risas que su marido es quien más se despierta más de noche a darle de comer al nene.
La vecina sabe que cuando se resuelva su situación judicial, deberán separarse. Pero asegura: “Convertir tu casa en hogar de tránsito es una experiencia única. Hay que tener la capacidad de amar, desde lo más profundo de tu ser y de dejar ir. Fuiste parte de la historia de ese chico. Le cambiaste la vida”.
Por prejuicio, Marcela cuenta que muchos hablan del “síndrome del ‘nido vacío’”. Pero aclara: “A mí, el tiempo no me sobra y entiendo que mi hija arme su vida. Simplemente decidí hacer algo útil, poniendo la mirada en el otro y nada mejor que la niñez. Vivimos al día, somos gente de laburo, pero intentamos priorizar a los demás”, cierra emocionada.
Cómo se define el futuro del menor
Familias Abiertas es una ONG de San Miguel que trabaja con chicos en situación de riesgo desde hace más de 20 años. Ya recibieron a unos 210 de hasta 4 años. Los voluntarios se encargan de buscar “familias de acogimiento” o ellos mismos ponen sus casas a disposición: se ofrecen para albergar a los nenes hasta que alguna autoridad judicial defina el destino. En general, los adoptan o vuelven con sus papás biológicos, cuando se determina que pueden hacerse cargo. En la ONG hay psicólogos, asistentes sociales, pediatras y traumatólogos, por ejemplo. Su fundadora, Luz Vergara, fue distinguida el año pasado con el premio “Abanderados de la Argentina Solidaria”.

Clarin

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